El concejo de Cudillero, como tal, comienza su particular andadura en el siglo XIX. Su historia ha estado invariablemente unida a la comarca del bajo Nalón y, desde su creación, a Pravia, cabecera de la misma. Pese a esa ligazón histórica con la comarca praviana, se puede hacer referencia a algunos rasgos que de algún modo lo particularizan.
El asentamiento humano en lugares del concejo, ya en la Prehistoria, queda probado con el descubrimiento de cantos tallados y variado instrumental en Salamir y La Atalaya, núcleos rurales pertenecientes a las parroquias de San Martín de Luiña y Santa María de Piñera, respectivamente.
La presencia del pueblo prerromano de los pésicos, habitantes de castros, se deja sentir en toda la zona, algo a lo que Cudillero, obviamente, no permanece ajeno, siendo inventariados cinco de estos poblados fortificados: La Garita, en Riego Arriba (lugar de la parroquia de Oviñana) y La Cavona, en Lamuño (San Martín de Luiña), ambos hallados por José Manuel González; El Curión (con dos: uno en las cercanías del río Ferrera, Faedo, y el otro en Aroncés, dentro de la parroquia de Santa María de Piñera) y El Castro, localizado en Peñedo (San Juan de Piñera). La Edad Mediaproporciona los primeros documentos escritos referidos al ámbito territorial de lo que hoy en día es este término municipal.
Noticias históricas relativas a algunos lugares de Cudillero ya se tienen en el s. X (Alta Edad Media), cuando está a punto de concluir el período de la monarquía astur. La primera es del año 905: según Ciriaco Miguel Vigil, en Asturias monumental, epigráfica y diplomática (Oviedo, 1887), «Alfonso III dona á la Basílica Ovetense [San Salvador], entre otras Iglesias, la de Santa María de Velandres», hoy caserío de la parroquia de San Juan de Piñera. «Orderías, aldea de Faedo, Novellana y los valles de las Luiñas y de Santa Marina aparecen citados en diversos documentos fechados en 1125, 1158 y 1216» (Juan Luis Álvarez del Busto).
El hecho más trascendente del siglo XIII es la aparición de la primera noticia acerca de la existencia de la hoy villa de Cudillero, en la donación efectuada por Arias González Valdés al monasterio de Obona (concejo de Tineo, Asturias), en 1285, de «un suelo en el puerto de Cudillero, donde pudieran vender pan, y una cabaña con salida al mar sin que ningún señor se lo estorbase».
Agustín Bravo (Roque), cualificado autor de Cudillero (t. 3 de la obra «Asturias» dirigida por Bellmunt y Canella y publicada en 1900), supone que los primeros pobladores de la villa-capital eran pescadores procedentes de otros puertos de la costa cantábrica o de mares más alejados y escapados de los normandos, que se instalaron aquí por la fácil entrada y la situación resguardada del puerto, dándole el nombre de Codillero (quizá proveniente de «codo» o «codillo», en alusión a la forma del puerto), así llamado en el siglo XIII. Cabe otra interpretación: que dicho topónimo derive de la palabra latina cos-cotis («piedra»), concretamente de cotellum-cotellarium, [en castellano] «pedrero, playa de guijarros» (Álvarez del Busto). Estas gentes tenían modos de vida distintos a los de los labradores de la zona, por lo que tardaron mucho tiempo en entremezclarse.
Si los habitantes del concejo reciben el nombre de cudillerenses, los de la villa son conocidos como pixuetos, en clara correspondencia con la actividad dominante de la pesca, pues pixueto tiene su origen en el vocablo latino piscis y la terminación germánica ottu (Álvarez del Busto). En Cudillero vivían en barrios separados lospixuetos, instalados éstos en las proximidades del mar, y los caízos o terrestres, en el barrio de La Cai, a los que los primeros ignoraban por completo, manteniéndolos discriminados.
Gran parte del concejo de Cudillero estuvo bajo el poder feudal de los Omaña durante cerca de trescientos años (del XIII al XVI). A pesar de no tratarse de un coto jurisdiccional, A. J. de Banzes alude a las vejatorias imposiciones de esta poderosísima familia: «Los señores de la Casa de Omaña [...] tenían extraordinarias regalías, que es de tradición las perdieron por un litigio. No se podía poner fuego, abrir puerta ni ventana, antes que ellos lo hiciesen, en casa alguna del pueblo; y sin su licencia, ni se fabricaba alguna de nuevo. Tenía un pez de cada barco, que valía en la concha; y puerta particular para entrar en la iglesia...». Esta denigrante situación propició frecuentes enfrentamientos con los disconformes pixuetos, recurriéndose a armas y, mayormente, a pleitos para zanjar diferencias.
El Palación o Castiallu, nombre de la casa feudal de los Omaña, estaba instalado en el solar donde se levantó el Ayuntamiento en el s. XIX, junto a la iglesia. Imponía su posición, altiva, sobre una roca en el fondo del pequeño abrigo costero, dominando el puerto. Se trataba, según Fortunato Selgas, de «un edificio de planta irregular, debido a las desigualdades de la roca en que se sustentaba; y sus muros, de estructura incierta, trabajados de fortísima argamasa, tenían gran anchura, especialmente en los sitios más fáciles de expugnar». Por su parte, A. Bravo lo describe como «fuerte, con saeteras, almenas y torre del homenaje, con chimenea-anuncio para encender los hogares de las demás casas». A pesar de todo, Cudillero se convirtió en un famoso centro pesquero, que en el siglo XV solicitó la concesión del privilegio del alfolí (almacén) de la sal, petición, al parecer, no concedida nunca. Durante la etapa feudal, los pescadores formaron su gremio. De aquí salieron, otrora, intrépidos pescadores hacia las costas de Flandes, Inglaterra, Escocia o Portugal, y fueron muchos los que participaron en el cerco a Gibraltar y en las campañas de conquista de Sevilla y La Florida.
La Edad Moderna confirma a la villa pixueta como uno de los principales centros pesqueros del frente marítimo asturiano. Las obras de remodelación del puerto comenzaron en 1787 y, según Jovellanos, costaron 400.000 reales. Sin embargo, pese a los trabajos realizados en el transcurso del siglo XIX, en las postrimerías de esa centuria A. Bravo denuncia que la infraestructura portuaria resulta insuficiente para enfrentarse a la intensa actividad que en ella tiene lugar.
Este mismo autor (ob. cit.) afirma que «[el] concejo de Cudillero formó parte del de Pravia hasta el año 1837, en que se separó definitivamente, habiéndolo estado, temporalmente, durante los breves periodos constitucionales de 1812 y 1820».
Nace el siglo XX y con él brilla en todo su esplendor la soberbia quinta de los Selgas en El Pito (lugar lindante con la villa de Cudillero), levantada a finales del XIX, conjunto de palacio, jardines y pabellones diseñado por el ilustre arqueólogo Fortunato Selgas ¿dueño de la misma junto con sus hermanos Ezequiel y Francisca¿, del que forma parte la impactante iglesia de Jesús de Nazareno, frente al palacio, y las escuelas de El Pito (1914), que disfrutaban de un notable prestigio, siendo entonces consideradas como uno de los centros pedagógicos más novedosos del país, donde, por iniciativa privada, se impartía enseñanza gratuita a los niños de la zona.
El contrapunto a tanta brillantez lo ponen los sombríos, trágicos acontecimientos de la guerra civil. Unos meses antes de la insurrección, la ultraderecha había sido la responsable del asesinato a balazos del líder de Izquierda Republicana de Cudillero, Bonifacio López. La tensión se dispara. El 17 de marzo de 1936, los parlamentarios asturianos del Frente Popular presionan para que un juez especial aclare dicho atentado ante lo que estiman «elementos fascistas protegidos descaradamente por la fuerza pública». Iniciadas las hostilidades, Novellana cae el 21 de agosto de 1936 en manos de las columnas gallegas costeras, fieles al Alzamiento, y la capital del concejo es tomada el 5 de septiembre.
Entre los hechos recientes más relevantes cabe destacar la adjudicación efectuada en 1969 por parte del Ministerio de Obras Públicas de la obra para la construcción del nuevo puerto de Cudillero, concluido al fin en 1984. Por otra parte, la quinta de los Selgas, de incalculable valor artístico, ha pasado a ser regida, en los últimos tiempos, por la Fundación Selgas-Fagalde. Histórica para el concejo fue la visita del heredero de la Corona, D. Felipe de Borbón, a los pueblos de Novellana y Soto de Luiña, con motivo de la entrega a ambos del premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar ¿en esta ocasión, compartido¿, correspondiente al año 1992.
«Hay en el concejo once brañas vaqueiras. Nueve en la parroquia de San Martín de Luiña, una en la de Santiago de Novellana y otra en la de Ballota. Los vaqueiros, al igual que en otros concejos, sufrían constantes humillaciones por el resto de los vecinos, materializándose el límite entre unos y otros, en la inscripción aún existente en el interior de la iglesia de San Martín de Luiña: "No pasen de aquí a oir misa los vaqueiros". Algo parecido ocurría en Novellana, donde los vaqueiros no podían recibir la comunión a no ser a la entrada del templo» (Álvarez del Busto).
 

 

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